Una visita alienígena

Por Moisés Cárdenas

Ilustracion del cuento Una visita alienigena

Cuando caminaba por las calles de Ciudad Refugio, me topé con un edificio que tenía una puerta de vidrio que giraba con sonidos musicales. Con curiosidad me acerqué e ingresé.

Observé que colgaban de las paredes fotografías de ciudades destruidas, retratos de personas de diferentes colores de piel, dibujos de animales salvajes pintados en acuarela. Me detuve a mirar las obras de arte con suma atención.

Quedé allí por un buen rato hasta que fui sorprendido por una voz chillona que dijo:

—¿Conoces algún país que no tengan habitantes?

Volteé para ver quien hablaba. Vi a un niño de unos trece años de edad, de piel blanca, de ojos celestes, llevaba en su frente el tatuaje de una estrella.

—Que yo sepa, todos los países tienen habitantes —le contesté.

El muchachito alzó las manos hacía arriba. Una densa neblina cayó desde el cielo y cubrió el lugar. No pude articular ninguna palabra. Señaló las fotografías y preguntó nuevamente:

—¿Conoces algún país que no tengan habitantes?

—No, ¿por qué? —respondí de forma cordial.

—Es que queremos saber qué hicimos.

Le pregunté de dónde venía. Me miró a los ojos y como leyendo mis pensamientos respondió:

—Soy extraterrestre, ¿qué quieres saber?

—Quiero conocer sobre las pléyades, el universo, los planetas y las constelaciones- respondí.

Me tomó de las manos y salimos a la calle. Miró al sol.

—Si vienes conmigo te mostraré todo —dijo.

Sentí una extraña energía recorrer mi cuerpo.
El visitante soltó mis manos, y cambió lentamente su rostro de niño a bestia espantosa.

Autor entrada: Pedro Polo

3 comentarios sobre “Una visita alienígena

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