Ni tú ni yo Somos los Mismos

Sobre el rencor o resentimiento de hechos pasados.

rencor, una historia del Buda

El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano, así es como desarrolló la benevolencia y la compasión.

Entre sus primos, se encontraba el perverso Desvadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Desvadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Desvadatta no pudo conseguir su objetivo.

El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido,

Desdavatta preguntó:

-¿No estás enfadado, señor?

-No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

-¿Por qué?

Y el Buda dijo:

-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.

Tiene sentido el rencor o el resentimiento cuando las personas y la circunstancias cambian constantemente? Esta historia del Buda sobre el perdón hace evidente lo ridículo de conservar (y aferrarse) al rencor.

El rencor, el odio, el deseo de venganza, o incluso el miedo nos hacen prisioneros; y solo el perdón libera. Aún cuando leyendas como estas nos lo recuerdan, en nuestro día a día es fácil olvidarlo y caer presa de estos sentimientos limitantes.

Hay que ejercitar el perdón, para que se convierta en un hábito que aumente nuestra libertad.

Pedro Dominguez Polo


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Autor entrada: Pedro Polo

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