por Alejandro Ruiz
Mató a su hija mientras la amamantaba.
La gente, el pequeño corro, no creía lo que había oído, y no porque dudase de la narradora, sino porque no concebía que algo así pudiera pasar, por su puesto las mujeres, pero tampoco los hombres.
La mujer dejó de hablar, pero no como un recurso para crear su relato, pues no era necesario, sino para permitir a cada uno de los oyentes que asimilase y pensase sobre lo que había dicho. Porque eran palabras duras, porque provenían de tiempos duros,que se creían pasados pero que no tardarían en volver. Eso solo eran palabras, no era la primera vez que pasaba una mujer por la granja pidiendo comida, techo y dando a cambio historias más escabrosas que las que la realidad les hubiera mostrado antes. Pero en este relato la imagen era poderosa pues la madre al mismo tiempo que alimentaba a su hijo, le cortaba el flujo de aire a los pulmones.
Preguntas. Para qué molestarse entonces en amamantarlo; no era mejor dejarlo morir sin más, como con tantos otros se hacía. Respuestas. La madre estaba loca. La historia era mentira. O,esas cosas solo pasan en México. O ni una cosa ni otra, sino un verdadero signo de que los tiempos iban a cambiar a peor otra vez como tantas anteriores al norte de la frontera. Aunque estas historias de viejas les deban la ventaja de poder huir antes de que todo ocurriese.
Una ligera esperanza dentro del horror, y por eso agradecían en realidad de buen grado las historias de esas viejas que antes habrían sido recibidas a pedradas y con jaculatorias.
No se comentaba entre ellos pero, quien más o quien menos, empezaba a empacar ropas de viaje y los pocos objetos de valor que tuviesen, y los escondían en el fondo de los graneros, a mano para cargarlos rápido en mulas y en carros recién reparados para huir de allí. Esa decisión la habían tomado inconsciente, disimulada, sincronizada también, y con la sincronía de no saber adónde habrían de ir ahora si todo llegaba a pasar en realidad.
Mientras tanto el lactante del relato ya había muerto.
1 comentario sobre “Amamantó”
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